Sr. Presidente:
Una vez más nos dirigimos a Vd. y a la opinión pública, en busca de que ésta sea más receptiva con nuestras propuestas y argumentaciones de lo que Vd. nos viene demostrando de forma harto evidente a lo largo de todo su mandato como Presidente del Gobierno, y con la esperanza de que su entendimiento y su voluntad lleguen a asumir la necesidad de contribuir eficazmente a la solución de un problema, el saharaui, que España contribuyó dolorosamente a crear y que, en consecuencia, acepte la responsabilidad que aún le compete legalmente a nuestro Estado en un proceso de descolonización inacabado y todavía pendiente.
Nos preocupa que destacados y representativos miembros de su partido y de su gobierno como la Sra. Valenciano y el Sr. Moratinos, a quienes consideramos suficientemente informados, no solo reiteren manifestaciones y recomendaciones que persisten en ignorar las violaciones a los derechos humanos que se producen en el Reino de Marruecos y en el Sáhara sino que acepten, sin cuestionamiento alguno, la presumible vigencia del derecho y la autoridad marroquíes sobre un territorio, el del Sáhara Occidental, sobre él que carecen de toda soberanía o responsabilidad delegada como potencia administradota y solo ejercen, de facto, los arbitrarios criterios derivados del hecho de una conquista militar nunca ratificada ni reconocida por la comunidad internacional, Y nos inquieta porque siendo informados y responsables deforman y retuercen los principios y las razones en beneficio de posiciones que esperamos no se evidencien personalmente interesadas y prevaricadoras. Por favor, un encarecido ruego: no menosprecien nuestra inteligencia pretendiendo presentar a nuestros agredidos como presuntos agresores. Es una estrategia demasiado burda.
Quisiéramos, Sr. Rodríguez Zapatero, que la revisión y replanteamiento de nuestras relaciones bilaterales no impliquen la inclusión del pueblo saharaui y sus innegables derechos como moneda de trueque a incluir en una balanza que plantee, como contrapartida, la concordia acerca del contencioso sobre Ceuta y Melilla, la preservación de “nuestros” (los de nuestros inversores) intereses económicos, el freno de la presión migratoria desde el continente africano o una mayor colaboración estratégica en la lucha antiterrorista. Ni los saharauis ni el Sáhara pueden convertirse, hasta ese punto, en rehenes de nuestro Estado o de su Gobierno. Si no asume la defensa de la legalidad, del derecho, de la justicia y de la dignidad de este pequeño pueblo cuya capacidad de resistencia y lucha ha sido y es el asombro del mundo sin convencerlo de actuar en su favor le rogamos que, al menos, no interfiera y deje paso a quienes quieran abordar la cuestión con voluntad en la búsqueda de soluciones ajustadas a derecho y equitativas. Lamentamos que, a fuerza de querer silenciarnos o marginalizarnos, pretendan presentarnos como provocadores o promotores de tensiones y crispaciones que busquen empañar las buenas relaciones de vecindad que deben de existir entre España y el Reino de Marruecos. No nos anima ningún encono o menosprecio hacia el pueblo marroquí o cualquier otro del Magreb o del mundo a quienes, practicando el respeto, exigimos idéntico trato para todas las ideologías, creencias y sistemas de valores que no se construyan en base a la negación de los demás; pero tampoco le damos idéntica representatividad a cualquier tipo de gobierno, ni legitimamos todas sus acciones en base a su presunta capacidad representativa ni creemos que ninguna autoridad pública encarne y aglutine de iure todas las sensibilidades y matices que coexisten en una misma sociedad y menos cuando se manifiestan de forma insensible o desatenta contra los argumentos que no le interesan.
Al desearle éxito en ese esfuerzo de entendimiento y distensión le anunciamos nuestra inconmovible voluntad de denunciar e impedir todo acuerdo que incluya condicionamientos sobre el futuro del pueblo saharaui en una negociación en la que éste no intervenga de forma libre y soberana.
En Madrid, a 19 de septiembre de 2010
José M. Taboada Valdés
Presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS-Sáhara)
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