El próximo 13 de mayo una delegación de activistas saharauis volverá al Sáhara Occidental tras de visitar los campamentos de Tinduf. Buscan observadores civiles internacionales que sean testigos de su llegada al aeropuerto marroquí para evitar que pueda repetirse lo que pasó en octubre cuando siete activistas fueron detenidos en el aeropuerto de Casablanca, al regresar de los mismos campamentos, y posteriormente encarcelados.
A finales de enero dejaron en libertad a la única mujer del grupo, Dakja Lashgar, por su delicado estado de salud pero todos, incluida ella, serán juzgados en un tribunal militar y están acusados de “alta traición a la patria” lo que podría costarles una pena de muerte según Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Desde que “el grupo de los siete” entró en la cárcel de Salé, han realizado ese mismo viaje dos delegaciones más pero nadie ha sido detenido. Los saharauis están recurriendo a la vigilancia internacional. “Es un hecho confirmado que cuanto más presencia y testimonio internacional hay, menos se atreven a detener y a torturar. Con los observadores habrá más posibilidades de que se respeten sus derechos fundamentales” asegura Abdeslam Omar, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis(AFAPREDESA). “Lo mismo ha ocurrido con Aminatou Haidar, han hecho de todo para intimidarla pero no han vuelto a detenerla ni torturarla como hicieron en años anteriores, eso es porque tiene el apoyo internacional”.
Aunque no ha habido más detenidos, las organizaciones de saharauis y los observadores civiles internacionales sí han denunciado violencia contra los otros grupos de activistas procedentes de Tinduf. “La policía empezó a arremeter contra los activistas y quienes les vitoreaban. Iban con cascos y porras. Cuando nos llamaron fuimos al hospital. Les habían pegado golpes y patadas” contaba Mª Ángels Moseguí a periodismohumano el mes pasado cuando fue testigo de la llegada de un grupo de activistas. En la segunda delegación, donde no hubo supervisión internacional, la Asociación Saharaui de Derechos Humanos (ASVDH) aseguró que los activistas fueron atacados, sin que les defendiera la policía que había frente a ellos, por un grupo de marroquíes que “empezaron a insultarles, empujarles y a tirarles piedras. Pegaron a una de las mujeres en los muslos y la espalda, a uno de los chicos le golpearon el ojo izquierdo”, aunque estos hechos han sido desmentidos por el Gobierno marroquí.
Mientras tanto, los seis activistas saharauis detenidos en la cárcel de Salé han cumplido más deseis meses y medio en prisión sin haber sido juzgados. El 18 de marzo cinco de ellos comenzaron una huelga de hambre (hace quince días se sumó el sexto). Exigen que llegue ese juicio o que los pongan en libertad pero Marruecos no mueve ficha y empiezan a sufrir las consecuencias de la protesta. “Casi no se pueden mover de la cama, tienen problemas graves de salud. Y han bajado muchísimo de peso, una media de 15 kilos. También la presión arterial ha disminuido mucho. Estamos muy preocupados” reconoce Abdeslam Omar de AFAPREDESA. Solo toman agua y azúcar.
Aministía Internacional está realizando una campaña con la que han recogido 71.000 firmas de apoyo. Piden la liberación de los presos. “Son presos de conciencia detenidos exclusivamente por ejercer su derecho a expresarse pacíficamente. Además, son civiles y no pueden ser jugados por un tribunal militar, nos oponemos totalmente a ello. Están recluidos por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de asociación. Deberían retirarse todos los cargos contra ellos.” asegura Olatz Cacho de Aministía Internacional. La organización exige al Gobierno español que haga “toda la presión posible sobre Marruecos” . Este miércoles hay convocada una manifestación en Madrid.
Human Rights Watch y el Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos (RFK Center) también confían en la presión internacional y han pedido a la ONU que observe e informe sobre la situación de los derechos humanos en el Sahara Occidental y en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf. “El pueblo saharaui ha sufrido graves violaciones de sus derechos humanos individuales y colectivos; y Marruecos continúa sometiendo a los saharauis que defienden abiertamente la autodeterminación a varias formas de represión, que incluyen el encarcelamiento dictado en juicios injustos, palizas, restricciones del derecho a viajar y negación del derecho de asamblea pacífica, libertad de asociación y libertad de expresión”.
Los presos han denunciado que entre los meses de octubre y febrero estuvieron recluidos en un módulo de aislamiento donde “no podíamos ver ni el sol, rara vez recibíamos medicinas ni tratamiento alguno de salud. Se nos negó salir al aire libre, la comida, la comunicación y la correspondencia. Las visitas se limitaron a comunicaciones a través de un cristal, una vez a la semana y no más de una hora” denunciaron en una carta. Ahora están todos reagrupados en una misma celda, aunque su correspondencia con el exterior sigue confiscada por la administración de la cárcel y no pueden recibir visitas de organizaciones que se han interesado por su situación. “Sus familias están muy preocupadas porque no hay casi información sobre ellos, están lejos y cuando van a visitarlos no muchas veces no dejan que los vean. Pero no solo a las familias, también le han denegado la entrada a una observadora civil española que ha ido hasta allí para conocer cómo están los presos y a organizaciones marroquíes como la Organización Marroquí de Derechos Humanos”, denuncia AFRAPEDESA.
Uno de los presos es Ali Salem Tamek, vicepresidente del Colectivo Saharaui de Defensores de Derechos Humanos (CODESA). Tamek está en una “situación muy delicada, sufre asma y su estado se complica día tras día. Las consecuencias van a ser irreversibles”, ha sido hospitalizado. La semana pasada criticó en una carta ” la política de silencio, de engaño y manipulación, manteniendo un bloqueo informativo (de Marruecos) ante los medios de comunicación internacionales para evitar que sea conocido esta flagrante violación de nuestros derechos”.
Los seis presos no son los únicos que están en huelga de hambre, según la asociación saharaui, en total hay 33 presos que realizan la misma protesta. “El objetivo de esta huelga es denunciar pública e internacionalmente la grave vulneración de los derechos humanosque se da en las cárceles marroquíes y exigir una serie de condiciones que están contempladas en las leyes marroquíes pero de las que ellos no disfrutan”, los saharauis encarcelados reclaman “el acercamiento de los presos a sus familias, la continuación de sus estudios dentro de la cárcel, atención sanitaria y denuncian la marginación a la que se ven sometidos al no poder contactar con organizaciones de derechos humanos internacionales”.
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